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Características
Una caldera puede proporcionarnos agua caliente para uso sanitario y calefacción.
Según el tipo de combustible que consuman, las calderas pueden ser de gas (gas natural, propano, gasóleo), eléctricas, o biomasa. Estas últimas usan biocombustibles; masas vegetales y maderas que se encuentran en la naturaleza o materiales que se desechan en procedimientos industriales.
Por lo general, las calderas de gas son murales (se instalan en la pared), y las de gasóleo o biomasa son de pie.
Tipos de calderas
Solo de calefacción
Mixtas: producen ACS (agua caliente sanitaria), a la vez que calientan el circuito de calefacción. Dentro de ellas, encontramos tres tipos:
Mixtas instantáneas: producen agua sanitaria según se demanda, desde un punto de servicio.
Con microacumulación: incorporan un pequeño depósito o intercambiador en el interior. Este depósito puede ser de entre 5 y 10 litros.
Con depósito de acumulación: incorporan un depósito grande de agua caliente en el interior. Su capacidad va desde los 40 litros en calderas murales a gas, a los 100-150 litros en las calderas de pie, de gas o gasoil.
Tipos de combustión
Las calderas de gas que encontramos hoy en día son estancas, es decir, que su cámara de combustión está sellada, y los gases se expulsan al exterior. Es un sistema limpio y seguro, donde ha surgido una nueva variante; la caldera de condensación. Estas calderas son menos contaminantes, ya que además de reducir sus emisiones de gases al exterior, aprovechan más el calor latente para ahorrar energía, y por tanto para reducir la factura de gas.